El lugar de trabajo se siente más como en casa en estos días y me encuentro codiciando cosas que me encantaría llevar a casa.
Estoy enamorado. No estoy hablando de cuentos de hadas reales que se encuentran en el palacio de Buckongham ni de romances hechos para el cine. Estoy hablando de dónde paso gran parte de mis horas de vigilia: mi lugar de trabajo. La oficina solía ser un vasto mar de uniformidad. Pero, me ha llegado a conocer mejor a lo largo de los años. Aprendió lo que me gusta y lo que me hace sentir bien en mi espacio creativo. En estos días, mi lugar de trabajo se parece mucho más a mi hogar. Y, me encuentro caminando desde el espacio al espacio codiciando cosas en el trabajo que me encantaría llevar a casa para dar a conocer a la familia.
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